CONTES INVENTATS PER MI


                                            "MONTAR EN BICICLETA"
Este verano mis padres me mandaron una tarea que consideré "sencilla". Tenía que enseñar a mi hermano pequeño a montar en bicicleta. Yo no guardaba malos recuerdos de cuando aprendí, lo recordaba como algo muy fácil y creía que a pesar de tener un par de meses para finalizar el entrenamiento en dos días ya sabría montar.
Empecé por intentar convencerle para que se subiera al sillín y entonces me di cuenta de que "la tarea del verano" no me sería tan fácil, mi hermano tenía dos años y medio. Él no paraba de preguntarme el porqué de todo lo que le decía con tono cantarín, cosa que al final acabo resultado cómica ya que se repetía constantemente y parecía que estuviera viviendo lo mismo una y otra vez.
Tras un rato de intentos poco exitosos y de ver que no me hacía caso, decidí entonces subirlo yo misma, y sorprendentemente no me  resulto difícil, ya que no se quejó, y menos mal, pues en ese caso me hubiera tocado hacer alguna tontería de las que le gustaban a él, como poner cara de castor (mordiéndome el labio y soplando para hinchar los mofletes) y cruzar la mirada,  también llamado ponerse bizca.
A continuación le enseñé como colocar los pies y seguidamente como pedalear. En ese momento recuerdo que mi madre me llamó para recoger un libro que había dejado en el sofá y cuando volví mí hermano estaba jugando a hacer girar los pedales  porque se pensaba que eran como una noria y se intentó sentar en uno de ellos. Se cayó al suelo haciendo una voltereta de las de campeonato y la bicicleta también aunque afortunadamente hacia el lado opuesto.
Una vez ya recuperado del susto le expliqué con palabras y conceptos que él entendía que eso era un objeto hecho de un material duro como el suelo y negro como su camiseta que se llamaba pedal y servía para poner el pie.
Entonces se sentó de nuevo en el sillín y colocó cada extremidad donde debía. ¡Milagro!
Con mí ayuda intentó avanzar unos metros pero aún no estaba listo ya que le faltaba equilibrio y confianza. ¿Os imagináis un pato mareado?, pues ese era mi hermano.
Día tras día él y yo hacíamos ejercicios para mejorar su seguridad como el de dejarse caer hacia atrás y alguien te coge para no caer o le tapaba los ojos con una venda y le guiaba por el jardín, aunque una vez el pobre acabo sobre unos matorrales y lleno de barro (cualquiera podría haber pensado que era un monstruo) porque confundió la derecha con la izquierda.
También hicimos actividades para mejorar el equilibrio como por ejemplo mantenernos sobre una pierna un largo rato o hacer carreras a la pata coja cosa que para ambos fue un reto ya que ni él ni yo teníamos mucho equilibrio y nos caíamos constantemente uno encima del otro.
Finalmente lo conseguí, tras unas cuantas tiritas y visitas al médico conseguí que  mi hermano montara en bicicleta el solo, sin ayuda ninguna, aunque en ocasiones resultaba extraño, porque para hacerme reír sacaba la lengua como lo hacen los perros cuando van en coche y asoman la cabeza por la ventanilla.
En un mes ya íbamos juntos a pasear montados en este medio de transporte rápido y divertido.

                                                          FIN
-Irene García.






-SAIMA I LA NINA DE DRAP

SAIMA
Hi havia una volta, no fa molt de temps una xiqueta, pobra i indefensa que vivia en Islamabad, la capital de
Pakistà. Ella s'anomenaba Saima, tenia uns llargs cabells negres arreplegats en una bonica trena amagada baix un vel que li cobria tot el cap. També portava una túnica una mica gastada per el pas temps de color rosa. Era molt simpàtica encara que apenes tenia per a menjar, lluitaba contra dures enfermetats i malgrat a la seva temprana edat ja treballava.
Tots els dies seguia la seva rutina normal i vivia cada dia com si fora l'últim ja que sabia que les seues esperances de vida eren molt poques.
En aquells temps ella era molt feliç perquè dos dies abans els seus enemics habien declarat un mes de pau però llavors, va començar a escoltar trets, crits i a la gent de fora córrer demanant al seu déu que els ajudara. Ella es va espantar tant que és va ficar baix de un munt de peçes de mobles trencats per a que no la poguessin vore.
Després d'un cop brusc la porta de fusta de s'ha casa va caure derrocada al brut sòl i els seus enemics van entrar ràpidament sense mirar enrere. Ella va pensar que la seva única esperança era escapar d'allí.
En aquell moment per primera volta desde que va morir s'ha mare la única familiar que li quedava és va adonar que estaba sola de veritat, és va abraçar a una nina de drap a la que li faltaba una cama i estava molt vella i decidida va sortir de la casa, però una volta fora li van disparar a la cama i es va desmaiar. La donaren per morta i uns xiquets que passaven per allí cuan és van anar els enemics la van portar a l'hospital.
Allí li van dir a Saima que li tenien que tallar la cama i ella va pensar en la seva nina, però açò no va ser tot ja que dies més tard a aquesta primera operació li van dir que la tenien que tornar a operar aquella mateixa nit però aquesta volta a vida o mort.
Al matí següent a l'operació, Saima jeia morta a la llitera de l'hospital junt a la seva adorada nina.

                                                          FI



ANIRE ESCRIBINT I PÚBLICANT MÉS...


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